¿Cómo influyen tus emociones al invertir en bolsa?

Si te preguntara qué es lo más importante que necesitas para invertir en bolsa, ¿que me dirías?

¿Unos buenos conocimientos técnicos? ¿Mucho dinero? ¿Tener la carrera de economía? ¿Ser muy inteligente? ¿Tener suerte?

Hay algo fundamental que cualquier persona necesita a la hora de invertir en bolsa, y ese algo se encuentra más cerca de lo que imaginas: está dentro de ti mismo.

Lo más importante a la hora de invertir está dentro de tu cabeza. La psicología y las emociones juegan un papel fundamental a la hora de invertir en los mercados financieros, y lo vas a poder comprobar en este artículo.

En este post te enseño de que manera tu propia mente influye en tu forma de operar en bolsa, y como debes orientarla para poder sacar el mayor partido a tus inversiones.

La psicología en los mercados financieros

Como ya te conté en un artículo anteriorla Bolsa es un lugar que se mueve debido a las emociones humanas. Detrás de cada subida y bajada de precios de cotización hay millones de personas actuando en base a sus emociones.

Los seres humanos somos animales totalmente emocionales, y esa circunstancia se refleja en todo aquello que hacemos, incluida nuestra operativa en los mercados financieros.

La Bolsa, por lo tanto, no se mantiene al margen de estas características humanas. Una noticia, ya sea buena o mala, es capaz de aupar a los precios de cotización hasta el cielo o mandarlos al mismísimo infierno.

Todo esto sucede porque detrás de cada euro que hay en la Bolsa hay una persona, ya sea particular o profesional, con su psicología particular. Y de la misma manera, detrás de cada euro de tu inversión estás tú, con tus sentimientos y emociones.

La importancia de la psicología en la inversión personal

La inversión en bolsa es un 90% psicología y un 10% conocimiento.

Es curioso, pero cuando hay dinero de por medio los seres humanos tendemos a actuar más movidos por las emociones que por el raciocinio.

Y fíjate, el dinero y la economía están compuestos por números, cifras y cálculos matemáticos; lo lógico sería pensar que la inversión es una actividad que se realiza completamente mediante la lógica y no hay margen para el error, pero claro, cuando es tu propio dinero el que está en juego las cosas cambian. Ante la posibilidad de la ganancia o la pérdida entran en juego nuestros instintos más profundos.

«Te doy 20€ si te acercas y le dices algo a ese/a chico/a». «Si aciertas el resultado del partido te llevas la porra». «Te ha llegado una multa».

Cualquiera de estas frases desencadena una respuesta emocional dentro de nosotros mismos. El sentimiento de ganancia o pérdida económica influye en nuestras emociones, y por lo tanto en nuestra conducta y comportamiento.

Saber identificar las propias emociones, y aprender a controlarlas, es fundamental a la hora de tener buenos resultados en las inversiones personales.

A la hora de invertir debes ser lo menos emocional posible y darle el mando a tu parte lógica. El dinero y las emociones nunca se han llevado demasiado bien.

Y a la hora de invertir hay dos emociones que lo controlan todo: el miedo y la codicia.

Sé temeroso cuando los demás son codiciosos, sé codicioso cuando los demás son temerosos.

El miedo

El miedo es una emoción totalmente irracional. Hay quienes tienen miedo a los perros, otros lo tienen a las alturas, hay quienes lo tienen a los espacios abiertos, miedo al Hombre del saco…

El miedo es un sentimiento muy profundo en el ser humano. El miedo, al fin y al cabo, sirve para protegernos. Sin el sentimiento del miedo la mayoría moriríamos, asumiríamos riesgos demasiado altos. El miedo, por lo tanto, es un mecanismo de defensa, pero cuando se lleva a un límite demasiado alto podemos llegar a hacer cosas totalmente irracionales.

A la hora de invertir, el miedo juega un papel muy importante.

El miedo para muchas personas es limitante e incapacitante. El miedo a perder su dinero les impide lanzarse a invertir y pierden la oportunidad de sacar una buena rentabilidad por su dinero y generarse un buen patrimonio. El miedo a perder les obliga a poner su dinero en lugares donde se sienten seguros, como una cuenta corriente o un depósito garantizado.

El miedo también influye en los que sí invierten su dinero.

Para los que invierten en los mercados financieros el miedo puede hacerles perder mucho dinero, y precisamente con su miedo consiguen que se produzca eso que tanto temen: perder dinero. Resulta paradójico.

Una noticia alarmante, una caída brusca de los precios, el comentario de un gurú agorero… Cualquier cosa puede originar en un inversor un sentimiento de miedo que le haga cerrar una operación o vender sus acciones cuando no debe. Una decisión que posiblemente le hará perder dinero, o que le hará dejar de ganar más.

La codicia

Este es otro sentimiento que se aloja en lo más profundo del ser humano; causante de delitos, guerras y otras miserias humanas, y que también puede hacerte perder dinero.

La codicia no es un sentimiento positivo. Al contrario que el miedo, la codicia no tiene ninguna utilidad. El sentimiento de ambición o superación personal sí son positivos y aceptables en su justa medida, pero la codicia, y más si se lleva a un alto grado, puede crear un ser de lo más despreciable y puede destruir a una persona por completo.

La codicia para los que invierten puede ser igual de destructiva.

Dejarse llevar por la emoción de la ganancia fácil de dinero puede conllevar justo a todo lo contrario: perder dinero.

Ese momento en el que el mercado se dispara y parece que la inversión es segura, cuando todos los «experto» dicen que la bolsa va a subir, esa empresa que que te han contado que es una inversión infalible…

La idea de una ganancia facil y segura de dinero puede despertar una emoción intensa de codicia en las personas, y puede empujarles a tomar una decisión totalmente irracional que puede llegar a ser desastrosa.

Cómo tener una psicología correcta para la inversión

Si no puedes controlar tus emociones, no puedes controlar tus inversiones.

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional es un termino que afortunadamente se ha puesto muy de moda hoy en día. Gracias al formidable libro de Daniel Goleman (Inteligencia Emocional), este concepto ha llegado ya a muchas personas.

La inteligencia emocional es la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento.

La inteligencia emocional sirve para poder controlar nuestra propias emociones, ponerlas en orden y orientarlas de una forma más eficiente y en nuestro beneficio personal.

Yo soy un gran amante de la psicología, y soy consciente de la importancia que tiene en la vida de una persona una buena inteligencia emocional, pero centrándonos en el asunto del que estamos hablando, una buena inteligencia emocional es crucial para invertir de una forma acertada.

Si quieres entender fácilmente y de una forma más amena este concepto de inteligencia emocional y como nuestras emociones nos influyen, te recomiendo que veas la película de Disney Pixar, Del Revés (Inside Out).

Aplicando la inteligencia emocional a la inversión

Una vez entendido lo que significa la inteligencia emocional, es lógico pensar que una persona que posea esta habilidad de control de las emociones tendrá más éxito en sus inversiones que alguien que no tenga esta capacidad.

Una persona con esta cualidad será capaz de lidiar de una manera más eficaz con las emociones de miedo y codicia. Pero no todas las personas tienen la misma capacidad innata para controlar sus emociones, o no son capaces de entrenar y potenciar esta habilidad.

Por lo tanto, la única manera para tener éxito en tus inversiones si no eres demasiado bueno controlando tus emociones es tener una estrategia bien definida y llevarla a rajatabla, -aunque nunca te vendrá mal ejercitar tu control emocional para no dejarte llevarte por tus instintos más básicos-.

Cómo actuar ante el miedo y la codicia

Si estás invirtiendo en bolsa, y de repente el mercado se desploma, tendrás que tener la suficiente cabeza fría como para aguantar tus miedos y no vender. Si te dejas llevar por la corriente de miedo, venderás en perdidas y le pegarás un buen hachazo a tu cartera. Debes controlarte y no dejarte llevar por la manada.

De la misma manera, si ves que el mercado no para de subir y subir, si piensas que vas  perder el carro, que todo el mundo se está forrando menos tú, si ese ansia de ganancia te empuja a meterte en una acción en un momento de locura colectiva compradora; si te sucede cualquiera de estas cosas es muy posible que compres en un mal momento y puede resultar que todo sea una gran burbuja que te explote en la cara. Por eso debes controlar al animal que llevas dentro y que tiene sed de dinero, o ese animal te arrastrará a la bancarrota.

No digo que controlar las emociones sea sencillo, de hecho es bastante trabajoso, tanto para aplicarlo a la vida cotidiana como a la hora de invertir en bolsa, pero créeme si te digo que si no controlas tus emociones vas a palmar pasta.

Si tienes una buena inteligencia emocional, perfecto; pero si te cuesta controlarte lo mejor que puedes hacer es ser totalmente fiel a tu estrategia.

Debes conocerte a ti mismo, saber reconocer tus emociones, y cuando notes que tus emociones están actuando debes respirar hondo y darle el mando a tu parte racional. Abstráete de todo y empieza a analizar las circunstancias desde un punto de vista objetivo y racional.

Me da igual la estrategia que hayas elegido para operar en el mercado: dividendos, value, trading, grow, fondos de inversión… Tarde o temprano los sentimientos de miedo y de codicia llegarán, y para luchar contra ellos lo mejor es que te detengas y te centres en tu filosofía de inversión. Solo de esta manera podrás conseguir buenos resultados y no morir en el intento.

Las emociones en la inversión en dividendos

Lo bueno de tener una estrategia de inversión en bolsa a largo plazo y basada en el cobro de dividendos es que es una estrategia tan lenta y aburrida que las emociones actúan lo mínimo.

Debe ser por eso por lo que esta estrategia es tan recomendable para todo hijo de vecino sin demasiados conocimientos bursátiles.

Por contraposición, en el mundo del trading las operaciones se desarrollan en cuestión de segundos. En poco tiempo puedes estar ganando unos cuantos cientos o miles de euros, o de la misma manera ver como los pierdes. Puedes verlo en tiempo real.

Como te puedes imaginar, en este tipo de inversión las emociones están a flor de piel; solo las personas más frías son las que obtienen éxito.

Por suerte, como te digo, los que invertimos en dividendos lo tenemos mucho más fácil.

¿Pero que tenemos que hacer los inversores en dividendos para no dejarnos llevar por las emociones?

Bueno, nuestra estrategia de inversión se denomina también como Buy and Hold (Comprar y mantener). Por lo tanto es sencillo.

Antes la más mínima vorágine emocional que te empuje a tomar una decisión, solo tienes que pararte y centrarte en la filosofía: comprar acciones que hayas analizado de una manera objetiva y mantenerlas por tiempo indefinido mientras cobras y reinviertes los dividendos cobrados.

No dejes ni un ápice de espacio a tus emociones para influirte. Solo sigue las instrucciones.

Coge un post it y pégalo en la pared en frente de tu ordenador con las siguientes instrucciones:

SOY INVERSOR BUY AND HOLD

  1. Soy inversor a largo plazo.
  2. Compro acciones de empresas sólidas y bien analizadas por fundamentales.
  3. Mantengo mis acciones y no me dejo llevar por las irracionales fluctuaciones del mercado.
  4. Cobro mis dividendos y los uso para reinvertirlos en más empresas.
  5. Tengo clara mi estrategia y mi objetivo y los seguiré firmemente.

Cada vez que tengas dudas o que tus emociones tomen el control, levanta la cabeza y lee esto.

Haz que tus emociones sean una guía, no un fin en sí mismas.

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Son nuestras emociones las que nos hacen humanos, pero dejarnos llevar por ellas no siempre es lo más inteligente. Debemos tenerlas controladas como el que pone las riendas a un caballo pura sangre para montarlo y poder andar el camino hasta su destino.

Creo que en este artículo al final hablo de algo más que de inversión. Se pueden leer entre lineas algunas cosas aplicables para otros aspectos de la vida además de la inversión financiera, así que si te ha gustado no olvides compartirlo en tus redes sociales. Seguro que el concepto de inteligencia emocional puede ser muy útil para otras muchas personas, sean inversores o no.

Un abrazo,
Alvaro.

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