Hace unos días fue el cumpleaños de un amigo.
Lo que solemos hacer en estos casos es juntar dinero entre todos los colegas del grupo y comprar un regalo común para el cumpleañero.
La costumbre es poner el dinero entre todos, pero después solo uno se encarga de comprar el regalo… y en esta ocasión al que le tocaba comprar el regalo era a mí.
Seguro que tú también te has visto alguna vez en la tesitura de tener que comprar un regalo común para alguien, así que ya sabrás que elegirlo no es tarea fácil.
Y es que tener que regalar a otra persona muchas veces es un poco marrón.
Yo intentaba encontrar la inspiración para hacer un regalo especial a mi colega pensando en sus gustos y aficiones, pero por más que le daba vueltas no se me ocurría ninguna buena idea.
Pensaba en opciones originales, pero no tenía claro si iban a ser de su gusto, ni tampoco si se iban a ajustar al presupuesto.
Al final, en estos casos, tienes dos opciones: o intentar currártelo para quedar como un campeón, o escurrir el bulto, comprar cualquier cosa, y repartir responsabilidades entre todos los que participan en el regalo.
Al fin y al cabo piensas, «si no le gusta el regalo, pues que lo descambie, ¿no?».
Pues bien, todo esto del regalo de cumpleaños para mi amigo me hizo reflexionar sobre cómo influye nuestra psicología a la hora de gastar dinero.
¿Me preocuparía más en hacer un buen regalo si fuera a pagarlo solo con mi dinero? ¿Querría conseguir un mejor producto si el regalo me lo fuera a hacer a mí mismo? ¿Si el regalo no fuera para un ser querido prestaría tanto cuidado en acertar?
Son cuestiones que hacen reflexionar sobre cómo reaccionamos los humanos ante el gasto de dinero en función de ciertas circunstancias.
Por eso, he escrito este artículo en el que voy a analizar las que creo que son las cuatro maneras psicológicas de gastar el dinero.
Seguro que conocerlas te es útil a la hora de utilizar tu dinero y manejar tus inversiones.
1 – Gastar tu dinero en ti mismo
Esta se puede decir que es la forma más habitual en la que todos gastamos el dinero.
Es sencillo.
Consiste en gastar tu propio dinero en ti mismo.
Ese dinero que te pertenece y es de tu propiedad y que gastas en cosas que vas a usar o disfrutar nada más que tú.
Desde un punto de vista psicológico es evidente que en este caso vas a tener mucho cuidado con tu dinero.
Vas a gastar el dinero justo, e intentarás hacerlo de la manera más eficiente para conseguir el producto o servicio que mejor satisfaga tus deseos o necesidades.
Se podría decir que es una cuestión de egoísmo, pero también de inteligencia evolutiva: estamos así programados.
Hasta el despilfarrador mirará con más cuidado en qué gasta su propio dinero, y lo usará para satisfacer sus deseos o necesidades de la mejor manera.
Cuando gastas dinero en ti mismo eres muy cuidadoso en cómo lo gastas, y te aseguras de obtener lo mejor por él.»
2 – Gastar tu dinero en otra persona
En este caso, lo que haces es gastar dinero de tu propiedad en beneficio de otra persona que no eres tú.
Como ejemplo, podemos poner el típico caso en el que haces un regalo a una persona de tu parte utilizando para ello tu propio dinero.
También puede ser el caso de tener que comprar algo a alguien porque se tiene esa obligación.
Como ejemplo, podemos poner el de tener que comprar un nuevo aparato de aire acondicionado a los inquilinos a los que tienes alquilada tu vivienda ya que este ha sufrido una avería.
Estoy seguro de que no vas a comprar el mejor aparato del mercado, más bien irás buscando uno a buen precio.
O imagina que tu hijo a hecho una gamberrada en el colegio y ha roto una ventana de un pelotazo, y te reclaman a ti el coste de la reparación.
Es muy posible que en ese caso te molestes en buscar una cristalería que sea barata para gastar lo menos posible, y seguro que no te importa demasiado la calidad de ese cristal o de su montaje.
En este caso, la psicología humana tiende a que seamos cuidadosos con el dinero que gastamos, pero no nos preocupamos tanto por la calidad o el beneficio que ofrezca aquello que vamos a comprar.
Buscas algo al mejor precio, pero no te molestas tanto en obtener el mejor producto.
Cuidadoso en el gasto, pero despreocupado por la calidad de la compra.
Nunca prestarás tanta atención en los regalos que compras para otros como en las cosas que compras para ti mismo.»
3 – Gastar el dinero de otra persona en ti mismo
Este es un caso genial, ¿verdad?
Gastar un dinero que no es tuyo, si no que es de otra persona, y lo haces en tu propio beneficio.
Imagina que, debido a tu trabajo, tu empresa te paga una dieta de manutención porque te ha mandado a una reunión o a un curso de formación lejos de tu domicilio o lugar de trabajo.
¿Escatimarías en costes o en calidad?
Estoy seguro de que no.
Al fin y al cabo, tu empresa va a ser la que va a pagar el restaurante y el hotel.
Seguramente comas lo mejor posible y busques el mejor alojamiento.
Da igual que tengas un límite de importe; buscarás lo mejor que se adapte hasta el limite de precio que te hayan fijado.
Cuando el dinero es de otros, y nosotros somos los beneficiados, somos muy ligeros a la hora de pedir y gastar dinero sin miramientos.
Por eso, desde esta perspectiva psicológica, el que gasta el dinero quiere el mayor beneficio para él sin importarle el gasto e intentando conseguir el mejor producto o servicio posible.
4 – Gastar el dinero de otras personas en alguien que no somos nosotros
Este es posiblemente el caso en el que es más fácil gastar dinero.
Ni es mi dinero ni voy a sacar beneficio propio.
Desde un punto de vista psicológico, ¿qué crees que pasará en este caso?
Seguro que lo tienes claro.
Ni vas a preocuparte de si gastas mucho o poco ni tampoco te vas a esforzar en conseguir el mejor resultado.
Es el ejemplo claro de cómo gastan el dinero los políticos.
Usan un dinero que no es suyo, sino del contribuyente, y los gastan supuestamente en beneficio de la sociedad.
¿Y qué pasa con los políticos y con el gasto de dinero público?
Pues creo que no es ningún secreto para nadie saber que cuando los políticos usan dinero público lo hacen de una manera ineficiente y despreocupada.
Les da igual despilfarrarlo de mala manera u ocasionar una deuda enorme en las cuentas.
Despreocupación total tanto por el gasto como por los resultados.
Aunque gobiernen personas honestas y profesionales (cosa arduo complicada) la psicología humana seguirá siendo la misma y empujará a esos políticos por el mismo camino tarde o temprano.
Por eso da igual la ideología o el partido; la psicología humana siempre llevará a la gente por el mismo sendero, es inevitable.
Y lo mismo puede aplicarse cuando pones tu dinero en manos de otros, en este caso para que alguien lo invierta y consiga una rentabilidad por él.
Si vas a poner tu dinero bajo el cuidado de un banco, o lo vas a invertir en un fondo de inversión, por ejemplo, tienes que tener mucho cuidado de en quién confiar.
Esos bancos, empresas o gestoras intentarán sacar una rentabilidad a tu dinero; es su trabajo, pero no pondrán el mismo cuidado en él como lo pondrías tú mismo.
Al fin y al cabo no es su dinero.
Es importante a la hora de invertir que busques alguien que tenga sus intereses alineados con los tuyos: que la otra parte pague también un precio si no cuida tu dinero o no consigue buenos resultados con él.
Por eso, siempre es interesante invertir en gestoras de fondos donde sus gestores inviertan su propio dinero en el fondo que administran.
O poner el dinero en manos de personas o entidades que se jueguen su propio negocio en los resultados que obtienen con el dinero de sus clientes.
Por el mismo motivo, hay que tener cuidado al invertir en empresas en las que es un consejo de administración quien las controla sin jugarse demasiado en el devenir del negocio, sobre todo cuando tienen su futuro asegurando con millonarios despidos, indemnizaciones y jubilaciones.
Por el contrario, invertir en empresas familiares o administradas por sus fundadores es siempre una mejor garantía de que ese equipo gestor va a dar lo máximo y va a tener mucho cuidado con esa empresa.
Al fin y al cabo ellos sí se están jugando su propio dinero.
Esta cuestión es algo muy a tener en cuenta a la hora de comprar acciones de una determinada compañía, recuérdalo.
En definitiva, cuando gastamos un dinero que no es nuestro en personas que no somos nosotros es inevitable que cualquier persona no preste cuidado a cómo gasta ese dinero.»
Moraleja
Ya has visto las cuatro formas posibles de gastar el dinero y cómo influye en ellas la psicología humana.
Estas perspectivas psicológicas sobre el dinero te serán útiles para conocerte a ti mismo y para saber cómo otros tratarán tu dinero.
También nos sirve a todos para sacar conclusiones sobre como nos administramos como individuos y como sociedad.
Creo que es evidente que la forma más justa y más eficiente de gastar y gestionar el dinero es cuando uno es dueño de él y lo usa en su beneficio personal.
En los otros casos, o bien se malgasta dinero o bien se descuidan los resultados de lo que se obtiene con ese dinero.
Creo que este artículo debería servirnos para reflexionar desde un punto de vista tanto personal, pero también, por qué no, desde un punto de vista político.
Mi consideración es que si queremos una sociedad más justa y eficiente debemos tender siempre hacia el primer punto: que cada persona pueda disponer de sus recursos económicos para administrar sus vidas en funcion de sus gustos, objetivos y necesidades vitales.
Nadie como uno mismo para administrar su riqueza y proveerse de lo que más le conviene o simplemente le hace feliz, ya sea esto ahorrar, viajar, ayudar a los demás…
Poner nuestro dinero en manos de terceras personas para que nos provean de los servicios que necesitamos solo origina ineficiencias, despilfarro y servicios de mala calidad.
Viendo la psicología de cómo los humanos gastamos el dinero, no tiene mucho sentido que la gran parte de nuestra riqueza personal la pongamos en manos de los políticos.
Por eso creo que este artículo puede ser bueno para reflexionar y plantearse una forma diferente de hacer las cosas.
La psicología humana se ha formado durante miles de años de evolución y no vamos a conseguir cambiarla de repente.
El ser humano en su conjunto siempre tenderá a actuar como he explicado en este artículo en cuanto al gasto del dinero se refiere.
Negarlo es negar la naturaleza humana.
Por eso creo que debemos usar este conocimiento para hacer las cosas de una manera más inteligente.
Aprende que tú eres el mejor guardián de tu dinero, que debes ser cauteloso cuando se lo des a otros para que lo gasten o administren, y que los políticos nunca gestionarán el dinero de todos mejor que podemos hacerlo nosotros mismos de manera individual, tanto las personas como las empresas.»
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¿Y tú que opinas de todo esto? Ahora es tu turno.
¿Crees que el dinero debe estar en manos de los ciudadanos antes que ser administrado por el gobierno?
¿Estás de acuerdo con las cuatro formas de gastar en dinero y como la psicología humana influye en cada caso?
Recuerda que puedes dejar tu opinión en los comentarios. Me encantará conocerla.
Un abrazo y buena inversión.