Como ya sabes, siempre que hablo en el blog sobre inversión en bolsa lo hago desde la perspectiva de la inversión en dividendos.
Siempre he defendido que esta estrategia de inversión en bolsa es posiblemente la más sencilla y menos arriesgada de las que comúnmente son utilizadas por los pequeños inversores.
Es una estrategia en la que no se necesitan grandes conocimientos sobre bolsa, ni tener grandes sumas de dinero, ni tampoco es necesario invertir en ella mucho tiempo ni esfuerzo para llevarla a cabo.
Sin embargo, ni mucho menos es una forma de invertir exenta de riesgos.
Existen peligros en esta estrategia que debemos tener muy en cuenta si no queremos llevarnos disgustos y preocupaciones.
Cuando yo comencé a adquirir conocimientos y formarme sobre bolsa e inversión, me inicié, como casi todos, en el truculento mundo de la especulación y el trading.
Afortunadamente rápido me di cuenta de que esa forma de operar e invertir no era para mí.
Un tiempo más tarde, y casi por casualidad, descubrí el mundillo de la inversión en dividendos, y ahí fue cuando me di cuenta de que ese sistema y filosofía de inversión era el que mejor se adaptaba a mí.
Cuando terminé de comprender e interiorizar cómo funcionaba la estrategia de inversión en dividendos lo vi tan claro que me embargó la eufória y me entraron unas ganas locas por empezar.
Así que me lancé como pollo sin cabeza a estudiar y analizar empresas y a comprarlas para formar mi propia cartera de inversión.
Fue con el paso del tiempo, ya metido en harina, cuando me di cuenta de los peligros que conlleva esta estrategia, unos peligros en los que en un primer momento no había reparado.
Todo parecía sencillo y sin posibilidad de error en la teoría, pero en la realidad existían peligros que no había tenido en cuenta.
Es posible que si eres un novato que está comenzando en el mundo bursátil te sientas identificado con lo que te acabo de contar.
Y por eso mismo creo que este artículo te será de utilidad, tanto si te estás iniciando ya en el mundo de la inversión como si solo estás en la fase de aprendizaje.
Así que, si quieres conocer los peligros que existen a la hora de invertir en bolsa con una estrategia de dividendos, este artículo te interesa.
Quedarte atrapado
Es muy posible que ya lo sepas, y si no ya te lo recuerdo yo: la estrategia de inversión en dividendos es una estrategia a largo plazo.
Y cuando se dice largo plazo nos referimos a muchos años; una década, dos o incluso más.
Es una estrategia en la cual compraremos acciones de empresas que mantendremos durante mucho tiempo.
Por ese motivo, es muy importante seleccionar las empresarias más idóneas, ya que las tendremos mucho tiempo en cartera.
¿Pero comprar las mejores empresas significa que su cotización siempre va a mantenerse estable o va a crecer con el tiempo?
El que conoce un poco cómo funciona la bolsa sabe que la respuesta es no.
Existe la posibilidad de que compres acciones de una buena empresa, pero puede que no lo hagas en el mejor momento.
A ese momento de comprar se le denomina comúnmente como «timing».
Por tanto, puede que no elijas correctamente el timing y que compres una buena empresa que paga un atractivo dividendo pero que lo hagas en un mal momento.
(Si eres inversor en bolsa ya sabes que existe esa ley de Murphy en la que uno tiene la sensación de que la acción baja siempre despúes de nuestra compra.)
¿Y cuánto tiempo y en qué cantidad puede caer esa acción?
Pues es algo muy variable e impredecible.
La cuestión es que puedes tener una empresa en tu cartera la cual tiene unos buenos números por análisis fundamental, e incluso puede que pague un buen dividendo, y sin embargo, que su cotización caiga como un coche sin frenos y cuesta abajo.
¿Los motivos?
Pues pueden ser muchos y diversos.
Puede ser simplemente por un mal dato puntual en los resultados de la empresa, por una noticia en prensa que genere incertidumbre, porque todo el mercado caiga, por malas previsiones económicas en el país, por una recesión económica global…
En definitiva, la cotización de tu empresa puede caer por cualquier motivo, de manera totalmente irracional y por tiempo indefinido.
Una buena empresa, por lo tanto, puede valer mucho menos después de que tú la compres.
Y puede tirarse así por mucho tiempo.
Es cierto que, como te decía antes, la estrategia de inversión en dividendos es una estrategia a largo plazo, por lo cual esa caída de precio puntual no debería preocuparte demasiado.
Si la empresa es buena, tarde o temprano su precio de mercado debería reflejarlo.
Pero aun así, esa caída del precio de nuestra empresa puede durar mucho tiempo, y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas.
Para empezar hay que tener en cuenta el factor psicológico.
Tener valores de nuestra cartera en signo negativo no es fácil de asimilar para muchos.
Hay a quienes les tiemblan las piernas a la mínima cuando ven números rojos.
Por lo tanto, podemos sentir que el dinero invertido en esa compañía lo tenemos “atrapado”.
Y me explico con lo de atrapado.
Si por cualquier circunstancia de la vida necesitas liquidez, por un imprevisto económico personal o familiar, o se te presenta una gran oportunidad de inversión o emprendimiento, o te lanzas a la compra de una vivienda…
En ese caso no querrás vender tus acciones y materializar esas pérdidas.
Es un dinero que intentarás mantener en acciones, aunque sea en números rojos, esperando la revalorización de la acción.
A eso me refiero con lo de tener el dinero atrapado.
No podrás disponer de tu dinero en caso de necesidad por no querer materializar las pérdidas.
Y si finalmente decides vender y obtener liquidez, obtendrás menos dinero del invertido y tendrás que asumir la pérdida económica.
Este es uno de los peligros que existen para alguien que invierte con una estrategia de dividendos y que debe tener muy en cuenta.
Es una estrategia a largo plazo, y se supone que no debemos invertir el dinero que vayamos a necesitar en corto y medio plazo.
Pero los caprichos del mercado, y sobre todo, las circunstancias de la vida personal, pueden ponernos ante una situación complicada.
Por eso hay que tener esto siempre presente.
Unos malos cimientos
A la hora de construir una cartera de inversión tendrás que ir incluyendo en ella compañías que se adapten a tu estrategia.
Tendrás que tener en cuenta que las empresas en las que inviertes sean sólidas y rentables.
Hay que pensar también en qué sectores vas a invertir, en qué mercados, en qué países y con qué divisas.
Todo ello para diversificar lo máximo posible.
Como puedes ver, hay varios factores a tener en cuenta.
Y en función de todas esas variables tendrás que ir eligiendo empresas e ir conformando tu cartera.
Pero, ¿y qué pasa si te equivocas?
Cabe la posibilidad de que tú inviertas solo en empresas españolas y de repente el mercado español o la económica española empiecen a ir mal.
Puede que hayas hecho un mal análisis de las empresas que tienes en cartera y que no sean tan buenas como esperabas.
O tal vez hayas comprado demasiadas empresas de un sector en decadencia.
El caso es que puedes encontrarte con que has formado una cartera con pies de barro.
Un conjunto de varias compañías que pagan dividendos pero que no son los sólidas o estables que podrías esperar.
Puedes encontrarte con que tienes una cartera de empresas que no son capaces de crecer o que incluso empeoran sus resultados año tras año.
Lo que quiero darte a entender es que la inversión en dividendos tiene también este riesgo, el de no comprar caballos ganadores.
Adquirir empresas grandes y solventes en un primer análisis, pero que después resultan ser negocios sin ninguna fortaleza ni perspectivas de futuro.
Hay mucha diferencia entre tener una cartera de grandes compañías, ganadoras, innovadoras y con grandes barreras de entrada, a tener otra con empresas grandes pero mediocres, sin innovación ni grandes proyectos de futuro.
Y bajo mi punto de vista, en el mercado español tenemos muchas empresas del segundo tipo.
Compañías que dan la impresión de grandes multinacionales de renombre y solvencia, las llamadas “blues chips”, pero que al final parecen más bien viejos elefantes de movimientos torpes que pronto perderán su hegemonía dentro de la manada.
Y este sin duda es un peligro que puede encontrarse cualquier inversor de dividendos.
Formar una cartera de gigantes con pies de barro, que no innovan ni mejoran sus respectivos negocios y que da la sensación de que pueden desmoronarse en cualquier momento.
Cuando no hay recompensa
Como hemos visto en el apartado anterior, uno de los peligros a la hora de construir una cartera de dividendos es hacerlo con empresas malas o mediocres.
Y eso va muy ligado con el siguiente peligro del que te voy a hablar en este punto.
Es evidente que, si una buena empresa obtiene buenos resultados y gana dinero, ese hecho acabará repercutiendo en beneficio de sus accionistas.
Ya sea mediante la revalorización de la acción, o más directamente mediante el pago de un mayor dividendo.
El objetivo último de la estrategia de inversión en dividendos es precisamente ese, conseguir una rentabilidad o flujo de ingresos mediante el cobro de dividendos.
Pero puede darse la circunstancia de que las empresas que tengamos en cartera congelen su dividendo, lo reduzcan o incluso que lo eliminen.
Es lógico pensar que una empresa que va mal rebaje su dividendo, y la que va bien lo suba.
Pero no siempre existe una causalidad tan directa.
Puede darse el caso de empresas que empeoran sus resultados pero aún así continúan con una política de aumento o al menos mantenimiento de su dividendo.
Y otras que obtienen buenos resultados pero pueden no aumentar el dividendo o incluso pueden reducirlo para destinar ese dinero a acometer nuevas inversiones (que después pueden ir bien o pueden ir mal).
Cada empresa, cada sector y cada consejo directivo son un mundo y pueden darse diversas circunstancias.
Así que teniendo todo esto en cuenta, podemos encontrarnos con que hemos construido una cartera de inversión en la que tenemos empresas con las que no estamos obteniendo una buena rentabilidad por dividendo.
Bien por un motivo o por otro.
Teniendo en cuenta que nuestra estrategia de inversión está fundamentalmente orientada al cobro de dividendo, esto puede suponer un fracaso para la propia estrategia.
No estaríamos cumpliendo con el fin último de nuestro sistema de inversión.
De qué serviría entonces asumir los riegos de la inversión en bolsa si luego vamos a obtener una baja rentabilidad.
Y si lo que buscamos es la independencia financiera mediante una renta periódica de ingresos pasivos, la estrategia perdería su finalidad.
No tendría ningún sentido.
Para eso sería mejor colocar nuestro dinero en algún producto con capital garantizado como un depósito bancario y obtener una rentabilidad aunque esta fuera pequeña.
O invertir utilizando otra estrategia diferente.
En definitiva, a la hora de invertir en dividendos debemos de tener en cuenta que existe el peligro de obtener una baja rentabilidad por los mismos y que esa circunstancia tiraría por tierra nuestra estrategia y nuestros objetivos.
Conclusiones
Las conclusiones de todo esto que te he contado se resumen muy rápidamente.
En mi opinión, la estrategia de inversión en dividendos es posiblemente la que guarda un mayor equilibrio entre facilidad de gestión, bajo riesgo y buena rentabilidad.
No obstante, existen riesgos que pueden hacernos fracasar y que debes de tener muy en cuenta a la hora de empezar a invertir en bolsa:
- Podemos sumar a nuestra cartera empresas que por diversas circunstancias ajenas a nosotros sufran caídas en su cotización en una elevada cifra y por tiempo indefinido mermando así nuestro patrimonio.
- A la hora de comprar empresas para nuestra cartera, podemos equivocarnos y adquirir compañías que no tengan la calidad o proyección que esperábamos, ocasionando de esa manera una baja solidez al conjunto de nuestra cartera y al dinero invertido.
- Nuestro objetivo final, el cobro de dividendos, puede verse resentido si adquirimos compañías que no tengan una política de dividendos estable y razonable, convirtiendo así a nuestra estrategia en ineficiente o directamente hacernos fracasar en nuestros objetivos.
En mi opinión, estos son los tres mayores peligros y los más habituales que te puedes encontrar como inversor en dividendos.
Los tres muy relacionados entre sí.
Espero que conocerlos te sea útil, sobre todo a la hora de decidir si te lanzas a invertir con una estrategia de dividendos.
Aun así mi intención no es meterte miedo.
Ahora que conoces estos riesgos seguro que eres capaz de sortearlos y construir una cartera de inversión ganadora y que te reporte una fantástica rentabilidad.
¡Ánimo!
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Y ahora es tu turno.
Puedes escribirme abajo en los comentarios para contarme si tú has sufrido alguna de estas circunstancias invirtiendo o si sumarías algún otro peligro o riesgo al invertir en dividendos.
Me gustará mucho leer tu experiencia y opiniones.
Así que nada más. Nos vemos en el próximo artículo.
Un saludo y buena inversión.